martes, 3 de abril de 2012

Iberodorcadion perezi

Iberodorcadion perezi. Este coleoptero se nos apareció en numerosas ocasiones entre la Peña del Aguila y Peña la Cabra en la Sierra de la Puebla. Al parecer, esta especie en concreto solo se encuentra en esta pequeña zona del Sistema Central; un guadarramista con solera.



Orden Coleoptera, familia Cerambycidae.

Es un escarabajo de tamaño mediano -1.5 centímetros-, y de forma ovalada, cuyas antenas negras no sobrepasan el extremo de los élitros. La cabeza y el protórax presentan una puntuación doble, que no aparece en la región central longitudinal del protórax.
Los élitros son alargados y convexos y dejan al descubierto el último segmento abdominal. La coloración es negra con zonas blanquecinas debidas a una densa pilosidad; aunque, según las subespecies, pueden presentar una coloración rojiza y las marcas blanquecinas ser más o menos extensas. Las patas, relativamente cortas, son también negras, pero no en todas las subespecies.
Aunque dada su gran variabilidad, podría pensarse otra cosa, su distribución se encuentra restringida a unas pocas localidades de la Sierra de Guadarrama en el Sistema Central.

Meloe proscarabaeus (carraleja común)

Ejemplar hembra de meloe proscarabaeus (carraleja común), un coleóptero de gran tamaño, alcanzando al menos los 4 cm., y que encontramos plantado en el mismísimo vértice geodésico de la Peña de la Cabra, en la Sierra de la Puebla. Lejos de huir, plantaba cara cada vez que me acercaba con el objetivo de la cámara.



Orden Coleoptera, familia Meloidae.

Las hembras de este escarabajo pueden superar los tres centímetros de longitud, mientras que los machos no suelen llegar a un centímetro. Carecen de alas posteriores y, en consecuencia, los élitros quedan reducidos a pequeños vestigios.
Las carralejas ponen un elevado número de huevos (entre dos mil y cuatro mil) en el suelo, pero sus posibilidades de desarrollo son muy escasas, puesto que las larvas deben trepar a una flor y asirse sobre la piel de una abeja silvestre, y ser llevadas al panal, donde se alimentarán primero de larvas de abeja, y después de la miel y del néctar acumulado. Tras varias mudas, comienza la fase pupal, y al emerger el adulto abandona el nido.
Cuando son molestados desprenden una sustancia oleosa que repele a los predadores.